La tradición de la vestimenta de la virgen como una viuda castellana se originó en los tiempos de Felipe II cuando la camarera de la reina Isabel de Valois, doña María de la Cueva, condesa viuda de Ureña, acertó en proponer como indumentaria para una talla de la Soledad confeccionada por Gaspar Becerra su mismo ropaje de viuda que se acomodó a la perfección a la talla. Cumplida la semejanza entre el hábito característico de las viudas castellanas y el que se suponía llevaron las hebreas, se debió considerar sumamente acertada la idea de doña María de vestirla con sus ropas de luto.
Así pues, la condesa doña María, instauraba una tradición que se extendió rápidamente por toda Castilla, haciéndose copias de aquella imagen labrada por Becerra.
Entre las prendas que componían la indumentaria de las viudas nobles castellanas estaba el “monjil”, tocas blancas y largas de algodón, lienzo, lino, holanda, cotonía u otras materias.
Tras la restauración efectuada a la Virgen de los Dolores de la iglesia antequerana del Salvador, se le realizó un amplio reportaje fotográfico para documentar dicha labor. Fotografías de comienzos de 2020
El luto de noviembre, que debe ser sin experimentos, el reflejo más puro del dolor de una madre. Pero no se nos olvide que las dolorosas todo el año lloran.
No sólo en noviembre
Fuente: https://requena.es/en/node/4956
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